Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscabas el alma inmortal. Para encontrarla, a palabras duras, me abrías grandes heridas. Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas, terrible, el olor de mi sangre.
Hacía mucho tiempo que no te leía, Alfonsina querida.
1 acotación/es:
No se por qué, pero hoy por donde paso leo algo sobre el miedo. A veces más explícito, a veces menos; pero cuánto miedo hay en el aire...
Saludos...
Lobo.
Publicar un comentario